miércoles, 30 de abril de 2008

Nuevos mitos, viejos mitos: El dios de la risa oscura / El horror de Dunwich

Aprovechando los días de vacaciones, he intentado reducir de tamaño la montaña de material pendiente de lectura. Hoy han caído dos cuentos, diferentes pero parecidos. Su nexo: los Mitos de Cthulhu.
Jamás me habría esperado encontrar un relato de los Mitos en El dios de la risa oscura de Michael Chabon. Incluído como regalo exclusivo del FNAC con la compra de El sindicato de policía Yiddish, este cuento narra la investigación de un fiscal del distrito de un pequeño pueblo remoto americano sobre el asesinato de un payaso, cuyo cuerpo ha aparecido con salvajes mutilaciones en el rostro. Claro que, a medida que avanza, las cosas no son lo que parecen, en especial tras el hallazgo de un ejemplar de un libro de Friedrich von Juntz, el autor ficticio del Unaussprechlichen Kulten, el libro que aparece en La piedra negra de Robert E. Howard (podéis leerlo en la muy recomendable antología Los Mitos de Cthulhu). A los profanos no lovecraftianos les parecerá un relato de terror correcto. Para los devotos de Lovecraft (entre los que sin duda se cuenta Michael Chabon), El dios de la risa oscura es un homenaje a la obra del autor de Providence.
Y hablando de Lovecraft, aprovechando el regalo de Intkhiladi por el día del libro, he releído El horror de Dunwich, una de sus historias más famosas. Considerada uno de los pilares de los Mitos de Cthulhu, en ella encontramos todos los elementos característicos de la obra de Lovecraft: pueblos remotos en decadencia, razas de una estirpe más antiguas que la humana, secretos prohibidos, dioses paganos, horror cósmico y el omnipresente Necronomicon. Lovecraft está en el periodo que más cómodo se encuentra con su prosa. Su constante sobreadjetivación abruma al lector y lo atrapa en un torrente que impide que abandone el relato antes de finalizarlo. Las ilustraciones de Santiago Caruso para la versión de la editorial Zorro Rojo acentúan esa sensación y transmiten el horror en el que se ve sumida la pequeña localidad de Dunwich. Un texto clásico para los que quieran conocer a este autor, mejorado por un excelente trabajo de ilustración.

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